martes, julio 19, 2005

Comentarios sobre el IAS - Catequesis y sacramentos de la iniciación cristiana

Si bien valoramos positivamente muchas de las propuestas contenidas en el Informe sobre la catequesis y los sacramentos de la iniciación cristiana, echamos de menos en él una autocrítica de los resultados alcanzados en Montevideo en las últimas décadas por la catequesis, en sus dos dimensiones básicas: iniciación a la vida cristiana y enseñanza sistemática de la doctrina cristiana.
Los resultados de la catequesis como iniciación a la vida cristiana dejan mucho que desear, en la medida en que la gran mayoría de los católicos se aleja de la Iglesia (y en especial de la práctica sacramental) inmediatamente o poco después de haber recibido la Primera Comunión, o bien durante la adolescencia o la juventud. Son pocos los que perseveran en la recepción asidua de la Eucaristía y la Penitencia, reciben la Confirmación y llevan luego una vida cristiana militante. A fin de superar esta crisis nos parece muy atinada la propuesta de promover experiencias de catequesis familiar en las parroquias, pero creemos que convendría ampliar y concretar mucho más dicha propuesta y complementarla con otras medidas audaces, como por ejemplo la reducción a doce años de la edad mínima para recibir el sacramento de la Confirmación.
Si nos animáramos a evaluar los conocimientos de los catequizandos en materia religiosa, comprobaríamos que también dejan mucho que desear los resultados de la catequesis como enseñanza sistemática de la doctrina cristiana. Nos parecen oportunas las propuestas orientadas a mejorar la formación doctrinal de los catequistas y a elaborar nuevos materiales para todo el itinerario catequético, pero nos llama la atención la absoluta falta de referencias del Informe al Catecismo de la Iglesia Católica, piedra angular del edificio de la renovación de la catequesis.
El Papa Juan Pablo II, refiriéndose al Catecismo de la Iglesia Católica, escribió lo siguiente: "Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de la renovación de la vida eclesial, deseada y promovida por el Concilio Vaticano II... Pido, por tanto, a los pastores de la Iglesia y a los fieles, que reciban este Catecismo con un espíritu de comunión y lo utilicen constantemente cuando realizan su misión de anunciar la fe y llamar a la vida evangélica." (Const. ap. Fidei Depositum, nn. 1.4). Por su parte, cuando aún era Cardenal, el Papa Benedicto XVI escribió lo siguiente: “El Catecismo está haciendo surgir ya, allí donde no se lo bloquea intencionadamente, una gran cantidad de nuevas iniciativas para la evangelización y la predicación. Pero en el origen de todas estas iniciativas se halla siempre la persona del catequista.” (J. Ratzinger, Evangelio, Catequesis, Catecismo, EDICEP C.B., Valencia 1996, p. 47).
A la luz de estas orientaciones, deberíamos evaluar la recepción que se dio al Catecismo de la Iglesia Católica en nuestra Iglesia local: ¿Fue recibido de buen grado? ¿Fue promovido y difundido adecuadamente? ¿Cuántos de nuestros catequistas han leído y estudiado el Catecismo? ¿Cuántos lo conocen a fondo y lo utilizan constantemente en su labor catequética?
Ciertamente es necesario adaptar el Catecismo de la Iglesia Católica a las diferentes culturas, edades, situaciones, etc. Una parte fundamental de esta tarea de adaptación consiste en la elaboración de catecismos locales, nacionales o diocesanos (cf. DCG, nn. 284-285). Por otra parte, el pasado 28 de junio la Santa Sede presentó el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que es apto para ser utilizado directamente por los catequizandos como texto de estudio, en muchos casos.
Recomendamos que se procure la edición de catecismos nacionales, con la previa aprobación de la Sede Apostólica (cf. CDC, can. 775,2), utilizando para ello como texto de referencia seguro y auténtico al Catecismo de la Iglesia Católica (cf. Juan Pablo II, Const. ap. Fidei Depositum, n. 4). Además proponemos que, mientras no existan dichos catecismos nacionales, su rol sea suplido en la medida de lo posible por el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 23 de julio de 2005.

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