domingo, octubre 18, 2009

Declaración sobre los aspectos bioéticos de las próximas elecciones

Comunicado Nº 3/09

Instituto Arquidiocesano de Bioética “Juan Pablo II”

Ante la próxima instancia electoral, y dados los muchos temas de naturaleza bioética que se juegan en esta coyuntura, el Instituto Arquidiocesano de Bioética “Juan Pablo II” cumple con su obligación de aportar desde su punto de vista específico al discernimiento de los católicos y de muchas personas que, aún sin compartir la fe de la Iglesia, son sensibles a la natural dignidad y los derechos de la persona humana.

El Papa Benedicto XVI nos ha recordado recientemente los “principios no negociables” que deben regir la conducta de los católicos en el ámbito público y por tanto en el terreno político y concretamente el electoral (1).

Ante todo, siguiendo la enseñanza del Papa, conviene aclarar que:

“Estos principios no son verdades de fe, aunque reciban de la fe una nueva luz y confirmación. Están inscritos en la misma naturaleza humana y, por tanto, son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia en su promoción no es, pues, de carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa. Al contrario, esta acción es tanto más necesaria cuanto más se niegan o tergiversan estos principios, porque eso constituye una ofensa contra la verdad de la persona humana, una grave herida causada a la justicia misma.”

Somos en efecto conscientes de que, confirmados por la tradición bíblica, estos principios derivan simplemente de una recta comprensión racional de lo que es el ser humano, y son suscritos y apoyados por una gran cantidad de personas pertenecientes a un amplio abanico de posturas filosóficas, incluyendo ateos, agnósticos, creyentes de varias religiones y hermanos cristianos de otras confesiones.

Respecto de los principios no negociables en cuestión, nos dice el Papa:

“Por lo que atañe a la Iglesia católica, lo que pretende principalmente con sus intervenciones en el ámbito público es la defensa y promoción de la dignidad de la persona; por eso, presta conscientemente una atención particular a principios que no son negociables. Entre éstos, hoy pueden destacarse los siguientes:

— protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural;
— reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social;
— protección del derecho de los padres a educar a sus hijos.”

En plena sintonía con la enseñanza pontificia, la Conferencia Episcopal del Uruguay ha señalado recientemente las pautas que deben clarificar el discernimiento electoral de los católicos (2). De ellas extractamos las que guardan relación más inmediata con la competencia de este Instituto Arquidiocesano de Bioética:

“2. Juzgar con sentido crítico las políticas concretas por su manera de encarar el problema global de la vida humana en el Uruguay de hoy, atendiendo especialmente a la defensa del derecho de todo ser humano a la vida, desde la concepción, pasando por todas las etapas de su desarrollo, hasta la muerte natural. (…)

4. Poner como condición necesaria de nuestro apoyo a las distintas propuestas la defensa de la familia basada en el matrimonio estable de un varón y una mujer y la coherencia de esas propuestas con la consecuente visión de la sexualidad humana y su significado. Reclamar la plena y real libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos.”

Es por eso que, conscientes de lo que está en juego en esta particular coyuntura electoral para nuestro país en relación con estos valores y principios, exhortamos a todos los católicos, y en general a todas las personas preocupadas por realizar éticamente su opción electoral, a tomar estas pautas como guía, con la certeza de estar así contribuyendo al mejor futuro para nuestro país.


*****


1) Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en unas jornadas de estudio sobre Europa organizadas por el Partido Popular Europeo, Jueves 30 de marzo de 2006.

2) Conferencia Episcopal del Uruguay, Documento Pastoral de los Obispos para las comunidades cristianas. Pautas para el discernimiento político en año electoral, Florida, 28 de abril de 2009.

martes, setiembre 29, 2009

Fe y Razón cumple 10 años - Entrevista en InfoCatólica

Ayer el portal español InfoCatólica publicó una entrevista a Daniel Iglesias Grèzes, uno de los tres fundadores y responsables del sitio web "Fe y Razón". Dicha entrevista está centrada en el tema del 10º aniversario de "Fe y Razón". Se puede acceder a ella haciendo clic en el título de esta entrada.

sábado, setiembre 26, 2009

Jornada Conmemorativa del 10° aniversario de Fe y Razón


Tenemos el agrado de informar que el miércoles 4 de noviembre de 2009, de 19:00 a 22:00, en el Aula Magna “Pablo VI” de la Facultad de Teología del Uruguay “Monseñor Mariano Soler” (San Juan 2666 casi San Fructuoso - Montevideo), tendrá lugar la Jornada Conmemorativa del 10° aniversario de Fe y Razón (http://www.feyrazon.org/), bajo el lema “Hacia una nueva evangelización de la cultura”.

Este evento académico, el primero que organiza el Centro Cultural Católico “Fe y Razón”, comenzará con unas palabras de bienvenida a cargo del Pbro. Dr. Antonio Bonzani, Rector de la Facultad de Teología del Uruguay, y continuará con diversas ponencias, a cargo de los siguientes expositores: Pbro. Dr. Miguel Barriola (Miembro de la Pontificia Comisión Bíblica), Dr. Pedro Gaudiano (Docente de la Facultad de Teología del Uruguay), Dr. Gustavo Ordoqui (Miembro de la Pontificia Academia Pro Vida), Pbro. Miguel Pastorino (Director del Departamento de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Montevideo), Ing. Daniel Iglesias, Lic. Néstor Martínez y Diác. Jorge Novoa (Co-Directores de Fe y Razón).

Haciendo clic en el título de esta entrada, se accede a la agenda completa del evento.

Desde ya invitamos cordialmente a la Jornada a todos los lectores y amigos de Fe y Razón.

Equipo de Dirección de Fe y Razón

domingo, agosto 31, 2008

Mis primeros cuatro libros de teología están en Internet

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

De febrero a mayo de 2008 publiqué cuatro libros de teología en el sitio web de auto-publicación gratuita Lulu. Se trata de:

· Razones para nuestra esperanza. Escritos de apologética católica. Tiene 178 páginas y tres partes: 1) Creo en Dios. 2) Creo en Jesucristo. 3) Creo en la Iglesia. Expone los motivos racionales de credibilidad de la fe católica. El Epílogo contiene un test de conocimientos sobre la doctrina católica.

· Cristianos en el mundo, no del mundo. Escritos de teología moral social y temas conexos. Tiene 168 páginas y siete partes: 1) Vida humana. 2) Matrimonio y familia. 3) Libertad de educación. 4) Católicos y vida pública. 5) Cristianismo e ideologías. 6) Algunos desafíos éticos actuales. 7) Teología e historia.
· Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio. Exposición de algunos puntos de la doctrina católica. Tiene 182 páginas y 15 capítulos que tratan diversos temas de Biblia, teología dogmática, moral y liturgia. En el Epílogo se reflexiona sobre la situación religiosa del Uruguay.
· Sintió compasión de ellos. Escritos teológico-pastorales. Tiene 156 páginas y tres partes: 1) Discusiones en torno a la Conferencia de Aparecida. 2) Aportes al IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo. 3) Otros escritos teológico-pastorales. El Epílogo trata acerca de un tema de teología dogmática: si la Iglesia es “sacramento del mundo”.

Nací en Montevideo (Uruguay) en 1959. Estoy casado y tengo tres hijos. Soy Ingeniero Industrial Opción Electrónica, Magister en Ciencias Religiosas y Bachiller en Sagrada Teología. Además, soy socio fundador de la Obra Social Pablo VI y de la Sección Uruguay de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino y miembro del Instituto Arquidiocesano de Bioética "Juan Pablo II". Fui miembro de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, Encargado de Redacción de la Revista Pastoral Familiar (dependiente de la Conferencia Episcopal del Uruguay), miembro del IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo y conductor del programa Verdades de Fe en Radio María Uruguay. Mi blog personal es Meditaciones Cristianas. Soy co-director del sitio web Fe y Razón y de la revista virtual gratuita Fe y Razón, lugares donde he desarrollado la parte principal de mi apostolado en Internet.

Fe y Razón fue fundado en 1999 por tres católicos uruguayos (Diác. Jorge Novoa, Lic. Néstor Martínez y yo). Es un sitio web de teología y filosofía cuyo propósito es contribuir a la evangelización de la cultura en fidelidad al Magisterio de la Iglesia y difundir la obra de Santo Tomás de Aquino, G. K. Chesterton y otros grandes pensadores cristianos. Entre otras cosas, contiene:
· Secciones de Filosofía, Apologética, Teología, Biblia, Moral, Liturgia, Familia, etc.
· Un Forum, donde los lectores pueden participar expresando ideas, comentarios, críticas, etc.
· La revista virtual gratuita Fe y Razón, con 25 números publicados y más de 600 suscriptores.
Fe y Razón tiene unas 15.000 visitas por mes, fundamentalmente desde casi todos los países de habla hispana. Ocupa el primer lugar entre unas 100.000 páginas web en una búsqueda en Google con las palabras clave "Fe y Razón". En 2003 una encuesta del portal Catholic.net incluyó a Fe y Razón en una lista de los doce portales católicos favoritos del mundo de habla hispana, junto al sitio oficial de la Santa Sede y a prestigiosos portales como el propio Catholic.net, Encuentra.com, etc.

Lulu es el principal mercado en línea de contenido digital. Tiene más de un millón de usuarios registrados y ha publicado más de 300.000 obras de autores de más de 80 países diferentes. Cada semana publica unos 4.000 títulos nuevos.

Mis libros de teología pueden ser comprados por Internet en http://stores.lulu.com/diglesias, en cualquiera de las siguientes dos modalidades:
· como libro impreso (Lulu imprime un ejemplar y lo envía por correo al comprador);
· o como descarga del texto en formato PDF.

Existen accesos directos a mis libros en:
www.lulu.com/content/2115187 - Razones para nuestra esperanza.
www.lulu.com/content/2135878 - Cristianos en el mundo, no del mundo.
www.lulu.com/content/2398541 - Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio.
www.lulu.com/content/2473284 - Sintió compasión de ellos.

Se permite ver la tapa, las primeras páginas y el índice de cada libro.

Descarga gratis mi libro “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

En abril de 2008 publiqué el libro “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio. Exposición de algunos puntos de la doctrina católica” en el sitio web de auto-publicación gratuita Lulu. Este libro de 182 páginas y 15 capítulos trata diversos temas de Biblia, teología dogmática, moral y liturgia. En el Epílogo se reflexiona sobre la situación religiosa del Uruguay.

Se puede ver la tapa, las primeras páginas y el índice del libro en:
www.lulu.com/content/2398541.

Desde allí se puede descargar gratuitamente todo el libro en formato PDF.

Para abrir el archivo PDF se requiere el programa gratuito Adobe Reader, disponible en la gran mayoría de las computadoras. En caso de no tener ese programa en tu PC, puedes bajarlo gratuitamente desde http://www.adobe.com/es/products/acrobat/readstep2.html.

También puedes comprar el libro en formato impreso, para lo cual debes indicar:
· Nombre del comprador.
· Dirección postal.
· Datos de una tarjeta internacional.
· Cantidad de ejemplares deseados (uno o más).
· Método de envío.

Lulu imprime el o los ejemplares solicitados y los envía por correo al comprador desde los EE.UU. Por ejemplo, el envío internacional standard a Uruguay de un libro de este tamaño cuesta alrededor de US$ 3, costo que se suma al precio del libro impreso.

En la siguiente dirección puedes encontrar u obtener mis cuatro libros de teología publicados hasta el momento: http://stores.lulu.com/diglesias

Descarga gratis mi libro “Razones para nuestra esperanza”

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

En febrero de 2008 publiqué el libro “Razones para nuestra esperanza. Escritos de apologética católica” en el sitio web de auto-publicación gratuita Lulu:

Este libro de 178 páginas es una exposición de algunos de los motivos racionales de credibilidad de la fe católica. Tiene un prólogo, tres partes y un epílogo:
· Parte 1 - Creo en Dios.
· Parte 2 - Creo en Jesucristo.
· Parte 3 - Creo en la Iglesia.
· Epílogo - Test elemental de teología católica.

Se puede ver la tapa, las primeras páginas y el índice del libro en:
www.lulu.com/content/2115187 .

Desde allí se puede descargar gratuitamente todo el libro en formato PDF.

Para abrir el archivo PDF se requiere el programa gratuito Adobe Reader, disponible en la gran mayoría de las computadoras. En caso de no tener ese programa en tu PC, puedes bajarlo gratuitamente desde http://www.adobe.com/es/products/acrobat/readstep2.html.

También puedes comprar el libro en formato impreso, para lo cual debes indicar:
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· Dirección postal.
· Datos de una tarjeta internacional.
· Cantidad de ejemplares deseados (uno o más).
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Lulu imprime el o los ejemplares solicitados y los envía por correo al comprador desde los EE.UU. Por ejemplo, el envío internacional standard a Uruguay de un libro de este tamaño cuesta alrededor de US$ 3, costo que se suma al precio del libro impreso.

En la siguiente dirección se encuentran mis cuatro libros de teología publicados hasta el momento: http://stores.lulu.com/diglesias

viernes, noviembre 04, 2005

Comentarios sobre las “Conclusiones aprobadas por los Miembros Sinodales”

1) Catequesis y sacramentos de la iniciación cristiana.
a) Aspectos positivos.
i) Se propone elegir catequistas idóneos (cf. Conclusiones, n. 88).
ii) Se propone elaborar nuevos materiales para todo el itinerario catequético (cf. Conclusiones, n. 109).
iii) Nos parece muy atinada la propuesta de promover experiencias de catequesis familiar en las parroquias, centros educativos y otros ámbitos eclesiales (cf. Conclusiones, n. 128), aunque habría sido mejor proponer un plan más concreto.
b) Aspectos negativos.
i) Echamos de menos una seria autocrítica a partir de los resultados alcanzados por la catequesis en las últimas décadas, considerando que la gran mayoría de los católicos de Montevideo tienen conocimientos muy pobres sobre la doctrina católica y se alejan de la Iglesia durante la niñez, la adolescencia o la juventud.
ii) Llama la atención la falta de referencias al Catecismo de la Iglesia Católica con respecto a la formación doctrinal de los catequistas y la elaboración de catecismos locales y la falta de referencias a la posible utilización directa del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica como texto catequético en algunas circunstancias.
iii) No fue aprobada la propuesta de decretar que a partir de determinado año no puedan ser catequistas en la Arquidiócesis quienes no hayan acreditado un determinado nivel mínimo de conocimientos teológicos (cf. Conclusiones, nn. 88-90).

2) Jóvenes y vocación a la fe.
a) Aspectos positivos.
i) Se ha dado prioridad al carácter evangelizador de la pastoral juvenil por sobre su dimensión organizativa (cf. Conclusiones, nn. 129, 153, 156, 245 etc.). A menudo la pastoral juvenil arquidiocesana dio excesiva importancia a la participación en los organismos de coordinación y a los métodos empleados y acentuó unilateralmente la dimensión sociopolítica de la fe cristiana, tendiendo a perder de vista la prioridad del llamado a la conversión, la santidad y el apostolado y a descuidar la formación doctrinal y moral y el cultivo de la vida de oración personal y litúrgica.
ii) Corrigiendo la postura del Documento de Trabajo, que consideraba a la pastoral juvenil y la pastoral vocacional como dos acciones pastorales distintas, se ha optado por una pastoral juvenil que sea en sí misma pastoral vocacional (cf. Conclusiones, nn. 167, 229, 238). Esta opción debería ser vista como un caso particular dentro de una estrategia más general: la de contrarrestar la tendencia práctica de la pastoral de conjunto a fraccionarse en un conjunto de pastorales sectoriales escasamente comunicadas entre sí.
iii) Se propone multiplicar las instancias de formación de los jóvenes (cf. Conclusiones, nn. 271-274).
b) Aspectos negativos.
i) Echamos de menos una seria autocrítica a partir de los resultados alcanzados por la pastoral juvenil en las últimas décadas, considerando que la actual situación religiosa de los jóvenes montevideanos presenta aspectos muy preocupantes. Por ejemplo, mientras que entre los ancianos los católicos superan a los ateos en una proporción mayor que 10 a 1, entre los jóvenes dicha proporción no llega a 1,5 a 1.
ii) No se ha explicitado la importancia de establecer fuertes nexos entre la pastoral juvenil y la pastoral familiar, sobre todo en lo referente a la preparación (remota, próxima e inmediata) de los adolescentes y jóvenes al matrimonio. En general nuestra pastoral juvenil no presta mucha atención a la relación del adolescente o el joven con su familia paterna ni prevé instancias de participación de los padres en el itinerario pastoral de sus hijos.
iii) Ni siquiera se menciona a la pastoral juvenil universitaria, a la que consideramos doblemente prioritaria, porque se encuentra en la intersección de dos grandes prioridades pastorales de la Iglesia en América Latina: la opción preferencial por los jóvenes y el empeño por la evangelización de la cultura y la recreación de una cultura cristiana.

3) Matrimonio y familia.
a) Aspectos positivos.
i) Se aspira a lograr una mayor coordinación de la pastoral familiar con las demás áreas pastorales, a fin de hacer más efectiva la presencia “transversal” de la familia en toda la pastoral de conjunto (cf. Conclusiones, nn. 312, 323, 325, 333).
ii) Se reconoce la insuficiencia de la catequesis pre-matrimonial ofrecida comúnmente en las parroquias como preparación inmediata al matrimonio y se propone mejorar dicha catequesis, reordenándola en su extensión, temática y desarrollo (cf. Conclusiones, nn. 389-395, 399, 405, 408, 416-418).
iii) Se reconoce que a menudo los agentes de pastoral familiar carecen de la necesaria formación y se propone formarlos en el Instituto Pastoral de la Familia (cf. Conclusiones, nn. 345-346, 370).
b) Aspectos negativos.
i) No se analizan en profundidad las actuales amenazas contra la vida y la familia debidas al avance de la “cultura de la muerte” ni se proponen medidas orientadas específicamente a la defensa y promoción de los derechos de la familia (ni en este capítulo ni en el resto del documento).
ii) No se propone un plan concreto para la formación de los agentes de pastoral familiar.
iii) No fue aprobada la creación de un Centro Arquidiocesano de Servicio a las Familias, atendido por un equipo interdisciplinario de profesionales voluntarios, para brindar servicios gratuitos de consejería familiar, mediación, atención de problemas de violencia doméstica o adicciones etc.

4) Parroquia.
a) Aspectos positivos.
i) Se insinúa que ha habido una multiplicación exagerada de pastorales y de equipos coordinadores de las mismas (cf. Conclusiones, n. 490). Nos parece conveniente simplificar el organigrama de la Arquidiócesis.
ii) Se propone revisar la sectorización parroquial y zonal de la Arquidiócesis (cf. Conclusiones, n. 510). Nos parece conveniente reducir el número de zonas pastorales y establecer centros de culto en las zonas que han tenido un mayor crecimiento demográfico en las últimas décadas.
iii) Se evidencia una preocupación por la formación de los agentes pastorales y los fieles en general (cf. Conclusiones, nn. 532, 534-537).
b) Aspectos negativos.
i) Aunque la liturgia ocupa un lugar central en la vida cristiana, no se profundiza en los problemas pastorales referidos a la liturgia en la parroquia.
ii) Ni en este capítulo ni en todo el documento se analizan en profundidad los grandes desafíos pastorales planteados por fenómenos tales como el gran número de católicos practicantes esporádicos o no practicantes, la proliferación de las sectas y los nuevos movimientos religiosos, la influencia creciente de la increencia en nuestra cultura etc.
iii) No parece tenerse en cuenta la presencia transversal de la dimensión familiar en toda la pastoral de conjunto, según las orientaciones del Plan Pastoral “San Felipe y Santiago Siglo XXI”.

5) Pastoral de la solidaridad.
a) Aspectos positivos.
i) Se pretende poner en práctica la opción preferencial por los pobres.
ii) El análisis de los problemas sociales no se limita al nivel económico y sociológico, sino que llega a los niveles filosófico y teológico (cf. Conclusiones, nn. 656-657, 660, 662).
iii) Se propone dar una mayor difusión a la doctrina social de la Iglesia (cf. Conclusiones, n. 677).
b) Aspectos negativos.
i) En la pastoral de la solidaridad arquidiocesana a menudo falta el anuncio explícito del Evangelio. Sin embargo no se analiza esta debilidad ni se proponen medidas concretas orientadas a superarla.
ii) A pesar de la notable influencia de la crisis del matrimonio y de la familia en los actuales problemas socio-económicos, se presta muy escasa atención a la defensa y promoción del derecho a la vida y los demás derechos naturales de la familia.
iii) Este capítulo es excesivamente teórico. No analiza en profundidad cómo evitar que la pastoral de la solidaridad se limite a la mera asistencia material y cómo lograr que sea una adecuada promoción humana. Tampoco profundiza en la propuesta de medidas prácticas para fortalecer a Caritas y a otras organizaciones eclesiásticas de promoción social y para apoyar y potenciar la labor de las numerosas asociaciones civiles y fundaciones de inspiración católica existentes.

6) Educación católica.
a) Aspectos positivos.
i) Se enfatiza la importancia de la formación cristiana de los educadores (cf. Conclusiones, nn. 750, 754, 757-759, 761-762).
ii) Se proponen varias iniciativas orientadas a promover el derecho de las familias a la libertad de educación, sobre todo en materia religiosa (cf. Conclusiones, nn. 783-787).
iii) Se propone elaborar un Proyecto Educativo Arquidiocesano de Referencia, inspirador y organizador de las comunidades educativas, partiendo de la experiencia y reflexión de las mismas (cf. Conclusiones, nn. 817-818, 820).
b) Aspectos negativos.
i) No fue aprobada la propuesta de decretar que en adelante los cargos docentes vacantes de las escuelas católicas serán ocupados por docentes católicos que se destaquen “por su recta doctrina e integridad de vida” (Código de Derecho Canónico, can. 803,2). Las iniciativas de formación cristiana de los docentes serán insuficientes si no se cambia radicalmente la política de contratación de docentes y directivos.
ii) No se ha planteado como objetivos lograr que los colegios y liceos católicos tengan sus propios planes de estudios y sus propios programas para cada asignatura, independientes de los de la Administración Nacional de Educación Pública, ni fortalecer los institutos católicos de formación docente o crear otros nuevos, a fin de superar el cuasi-monopolio estatal de la formación docente, de signo secularista.
iii) Nos parece insuficiente que el Proyecto Educativo Arquidiocesano de Referencia proponga orientaciones cuya adopción sería opcional para los colegios y liceos católicos. Creemos que dicho Proyecto también debería servir como instrumento para aplicar el canon 806,1 del Código de Derecho Canónico, según el cual al Obispo diocesano “le compete dictar normas sobre la organización general de las escuelas católicas; tales normas también son válidas para las escuelas dirigidas por miembros de [los institutos religiosos]”.

7) Movimientos eclesiales y nuevas comunidades.
a) Aspectos positivos.
i) Se considera a los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales como un don del Espíritu Santo a la Iglesia, universal y local; y se reconoce que acentúan el protagonismo de los laicos, potenciando su misión e inserción en la sociedad y abriendo muchas veces nuevos espacios de evangelización (cf. Conclusiones, nn. 844, 860-862).
ii) Se aspira “a que la comunidad diocesana conozca, aprecie y valore los carismas de los que personas y movimientos son portadores” (Conclusiones, n. 866).
iii) Se subraya la necesidad de resolver los conflictos mediante un diálogo fraterno (cf. Conclusiones, n. 878).
b) Aspectos negativos.
i) No se evidencia un interés particular por los movimientos en sí mismos. No se analiza la vida interior de los movimientos (su liturgia, su espiritualidad, su acción misionera etc.). En el fondo los cuatro núcleos de este capítulo tratan solamente sobre la relación de los movimientos con las parroquias, las zonas y la diócesis. Esto da la impresión (reforzada a menudo por los demás capítulos de las “Conclusiones”) de que en la práctica se ve a los nuevos movimientos eclesiales más que nada como un problema.
ii) Nos parece que en ocasiones se insinúa un enfoque demasiado centralista con respecto a la presencia y la acción de los movimientos y nuevas comunidades en la Iglesia local (cf. Conclusiones, n. 843). Los fieles no necesitan una autorización previa para crear una asociación dentro de la diócesis (cf. Código de Derecho Canónico, can. 215). Salvo prueba en contrario, se debería presumir que toda nueva comunidad es positiva. Además, se podría preguntar no sólo si un movimiento sirve a los organismos pastorales diocesanos, sino también si éstos sirven al movimiento. El cristiano debe buscar más servir que ser servido.
iii) En este capítulo y en el resto del documento percibimos una tendencia a un predominio excesivo del principio territorial en la pastoral de conjunto. A diferencia de lo que ocurría en el pasado y de lo que sigue ocurriendo en las áreas rurales, la movilidad de la vida moderna en grandes ciudades como Montevideo vuelve natural la vinculación de un fiel a una comunidad cristiana distinta de su propia parroquia. Se debe aceptar con serenidad esta transformación, que probablemente se acentúe en el futuro. Además, la gran heterogeneidad de las situaciones personales y las necesidades religiosas de los fieles que viven en el territorio de la parroquia hace que ésta difícilmente pueda responder de forma adecuada a todas esas situaciones y necesidades. Por último, hay muchos ámbitos (el arte, la política, Internet etc.) cuya atención pastoral no puede ser desplegada adecuadamente desde las parroquias territoriales.

8) Identidad y protagonismo del laicado.
a) Aspectos positivos.
i) Se subraya la índole secular de la vocación del fiel laico (cf. Conclusiones, nn. 1004, 1021, 1026, 1030, 1040).
ii) Se acentúa la eclesiología de comunión (cf. Conclusiones, nn. 1004, 1064).
iii) Se destaca la importancia de la vivencia comunitaria de la fe (cf. Conclusiones, nn. 1004, 1059).
b) Aspectos negativos.
i) No se asume explícitamente como primera prioridad pastoral la vocación universal a la santidad, según lo planteado por el Papa Juan Pablo II en la carta apostólica Novo Millennio Ineunte nn. 30-31 y lo expuesto por nuestro Arzobispo en la 3ª Reunión de la Asamblea Sinodal.
ii) Algunos aspectos importantes de la situación actual del laicado montevideano apenas son aludidos o ni siquiera son mencionados. Nos referimos por ejemplo al desafío de la formación doctrinal de los laicos, el desafío del anuncio explícito del Evangelio en todos los hogares, el desafío de la evangelización del ámbito del trabajo y la empresa, el desafío de la notable debilidad política de los católicos en nuestro país, el desafío de la atención pastoral de los numerosos montevideanos que han emigrado etc.
iii) En la reseña histórica parece subestimarse la continuidad esencial entre la espiritualidad laical pre-conciliar y la post-conciliar, denotándose una especie de neo-triunfalismo.

9) Presbiterio diocesano secular y religioso.
a) Aspectos positivos.
i) Nos parece acertado el énfasis puesto en la pastoral presbiteral y la formación permanente de los presbíteros (cf. Núcleo 2).
ii) Se reconoce que las estructuras de comunión y participación de la Arquidiócesis no están funcionando correctamente (cf. Conclusiones, n. 1175).
iii) Se afirma que el modo de actuar del presbítero debe ser acorde con la opción evangélica por los pobres (cf. Conclusiones, n. 1190).
b) Aspectos negativos.
i) No se presta suficiente atención al problema de la escasez de vocaciones al sacerdocio.
ii) Las consideraciones sobre la identidad y misión del sacerdote (cf. Núcleo 1) nos parecen muy pobres. Además, no contienen ninguna propuesta.
iii) La propuesta de “que el cuerpo presbiteral tenga sus espacios de discernimiento sobre los asuntos socio-económicos y políticos del mundo, para establecer criterios comunes de actuación” (Conclusiones, n. 1198) nos parece muy ambigua, dado que no parece tomar suficientemente en cuenta la legítima autonomía de los asuntos temporales y la amplia libertad que debe existir en la Iglesia acerca de todo lo opinable.

10) Diaconado permanente.
a) Aspectos positivos.
i) Nos parece muy oportuna la aspiración “a que se sientan convocados todos aquellos que descubran el llamado de Jesucristo para ejercer el diaconado en la Iglesia: hombres casados o célibes integrados a la estructura parroquial y/o dentro de ella, a una Pequeña Comunidad. Hombres casados o célibes que integren algún movimiento de los que existen en nuestra Arquidiócesis. Hombres casados o célibes que integren una familia religiosa.” (Conclusiones, n. 1262; cf. ídem n. 1263). Esto representa una apertura triple, dado que hasta ahora la convocatoria ha sido restringida a hombres casados integrados a pequeñas comunidades en parroquias (cf. ídem, nn. 1258-1259).
ii) No fue aprobada la propuesta de fijar los 45 ó 50 años como edad máxima para los candidatos al diaconado permanente (cf. Conclusiones, n. 1261).
iii) Se propone profundizar la formación que reciben los diáconos permanentes (cf. Conclusiones, nn. 1264; 1251, 1256, 1260).
b) Aspectos negativos.
i) No se proponen medidas concretas para fortalecer la vida espiritual de los diáconos permanentes (cf. Núcleo 4).
ii) Si nos atenemos a la estructura formal establecida para los núcleos de cada capítulo (definición, vemos, aspiramos, proponemos), este capítulo contiene una sola propuesta (cf. Conclusiones, n. 1237).
iii) Parece suponerse que todo diácono permanente debe animar una pequeña comunidad (cf. Conclusiones, n. 1275). Esta función nos parece importante, pero no vemos por qué debería ser obligatoria o anteponerse a otras.

11) Vida consagrada.
a) Aspectos positivos.
i) Nos parece acertado el énfasis puesto en las vocaciones (cf. Núcleo 4).
ii) Se aprecia que en nuestro país, pese a su fuerte tradición secularista, hayan surgido nuevas formas de vida consagrada (cf. Conclusiones, n. 1314).
iii) Se exhorta “a una creciente comprensión de las distintas vocaciones dentro de la Iglesia y al respeto por lo propio de cada carisma” (Conclusiones, n. 1372).
b) Aspectos negativos.
i) Parece suponerse una cuestionable relación lineal entre vuelta al carisma, crisis de las grandes instituciones (colegios etc.) y búsqueda de nuevos lugares de apostolado (cf. Conclusiones, n. 1315). Cabría preguntarse si la “gran inquietud” eclesial expresada en la búsqueda de nuevos estilos de vida consagrada (cf. ídem, n. 1314) se compagina siempre adecuadamente con la fidelidad al carisma recibido y la perseverancia en la misión encomendada, con espíritu de obediencia.
ii) Parece suponerse que los “puestos de frontera” de los religiosos son únicamente los que permiten “ganar en cercanía con los pobres” (Conclusiones, n. 1316). ¿No hay también necesidad de religiosos en “puestos de frontera” en contacto con los sectores ricos y secularizados de la sociedad?
iii) Se afirma que “habitar en los mismos locales de las obras apostólicas agrava”... “el peligro del profesionalismo en los Consagrados en desmedro de la Vida Consagrada y la fraternidad” (Conclusiones 1388, 1387). Esta afirmación nos parece cuestionable. La vida consagrada no se refiere únicamente a la intimidad de la comunidad de consagrados. Por supuesto existe el peligro de que la actividad externa absorba el tiempo y la energía que se deberían dedicar a la vida interior, pero no parece que ese peligro radique principalmente en el lugar de residencia. A la inversa, también se podría sostener que habitar en locales distintos a los de las obras apostólicas agrava el peligro de “profesionalismo”, en el sentido, hoy extendido, de una dedicación al trabajo en la que no se involucra el centro mismo de la persona.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 1º de noviembre de 2005.

domingo, setiembre 25, 2005

Algunas reflexiones pastorales a partir del Instrumentum Laboris

Presentaremos algunas reflexiones pastorales a partir del Instrumentum Laboris de la 11ª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en octubre de 2005 en Roma.

· “La Eucaristía es también el punto culminante de cada proyecto pastoral, de cada actividad misionera, y es el núcleo de la evangelización y de la promoción humana.” (Instrumentum Laboris, n. 91). Por consiguiente:
o Dado que la Eucaristía es fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia, ella debe estar en el centro de todo plan pastoral; y la promoción de una adecuada participación de los fieles cristianos en la Eucaristía (sobre todo dominical) debe ser considerada como una prioridad pastoral de máxima importancia.
o Dado que la Eucaristía es fuente de la vida de la Iglesia, ella debe producir en el fiel cristiano frutos de santidad y justicia, lo cual incluye las obras de misericordia corporal y espiritual; y dado que la Eucaristía es cumbre de la vida de la Iglesia, toda acción pastoral (incluso la pastoral social) debe conducir hacia la comunión eucarística.
· La participación asidua en la Eucaristía dominical es muy baja en Montevideo. Según la “Consulta al Pueblo de Dios” realizada hace unos quince años en nuestra Arquidiócesis, sólo el 3,5% de la población (aproximadamente el 7% de los montevideanos que se auto-definen como católicos) asiste a Misa los domingos. Los días de precepto que no caen en domingo (exceptuando la Navidad y la Epifanía) ese porcentaje desciende todavía mucho más.
· En algunos ámbitos, los expertos en catequesis suelen denunciar la catequesis “sacramentalista”. Esta denuncia puede ser compartida si el “sacramentalismo” se entiende como un ritualismo legalista, vacío de genuino contenido espiritual; no obstante, pensamos que a menudo esta denuncia tiende a oponer falsamente liturgia y vida, espiritualidad y compromiso social, etc. Desde los primeros siglos de la historia de la Iglesia la catequesis ha estado relacionada con la preparación para la recepción de los sacramentos y es natural que así sea. Si esa preparación es adecuada, no hay que temer que conduzca de por sí a una práctica sacramental divorciada de la vida cotidiana.
· A menudo nuestras celebraciones litúrgicas manifiestan diversos signos de descuido en su preparación: demasiados lectores leen mal; demasiados cantores cantan mal; demasiados cantos son inadecuados o deficientes desde el punto de vista litúrgico; demasiadas homilías son improvisadas o rutinarias. Sería conveniente ofrecer cursos periódicos a las personas que cumplen distintos ministerios o servicios en la liturgia, para capacitarlos específicamente para el ejercicio de sus respectivas funciones.
· Nos hace falta cultivar más el sentido del misterio y la actitud de reverencia ante la grandeza y la santidad de la acción sagrada realizada en la liturgia. Nos parece lamentable, por ejemplo, que en muchos lugares se esté perdiendo la costumbre de arrodillarse durante la consagración. A fin de restablecerla, es muy conveniente que las iglesias dispongan de reclinatorios (cf. Instrumentum Laboris, n. 64).
· El debilitamiento del sentido del misterio en la liturgia es correlativo al debilitamiento del sentido del misterio de la Iglesia. En muchos ámbitos se tiende a ver a la Iglesia como una obra principalmente nuestra, algo que edificamos nosotros mismos. Se insiste tanto en su acción social que hoy muchas personas tienden a ver a la Iglesia casi como una gran organización filantrópica, con algunas peculiaridades más o menos folklóricas. Se exige erróneamente la democratización del Pueblo de Dios, olvidando que su carácter sacramental y su carácter jerárquico están intrínsecamente ligados. Debemos recordar continuamente que la Iglesia no es nuestra sino de Dios y que Él construye Su Iglesia fundamentalmente a través del sacrificio pascual de su Hijo Jesucristo, actualizado en la Eucaristía.
· Hoy muchos sacerdotes tienden a no manifestar visiblemente su condición de tales (por ejemplo en su vestimenta) y a no acentuar el carácter diferencial de su vocación particular con respecto al sacerdocio común de los fieles. A menudo se enfatiza tanto la corresponsabilidad pastoral con los fieles laicos que se pierde de vista o se teme ejercer la responsabilidad última del pastor en materia pastoral (por ejemplo, la del párroco en su parroquia). Algunos incluso desestiman la palabra “sacerdote” y prefieren utilizar exclusivamente el término “presbítero”. Éstos son sólo algunos de los signos de cierta crisis de la identidad sacerdotal que afecta también necesariamente a la celebración eucarística (por ejemplo, cuando sin necesidad se recurre a fieles laicos para la distribución de la comunión en la Santa Misa).
· Nos parece muy desacertada la tendencia a postergar cada vez más la recepción de los sacramentos de la Eucaristía y la Confirmación. En nuestro país, por lo común, los niños reciben la Primera Comunión entre los 10 y los 12 años; y los jóvenes reciben la Confirmación entre los 15 y los 20 años o, las más de las veces, nunca. Hoy se da la anormal situación de que la mayoría de los católicos uruguayos no llega a completar el proceso de iniciación cristiana. Probablemente este fenómeno guarda alguna relación con la visión “progresista” de la Iglesia como mera vanguardia consciente de un proceso salvífico (sobre todo sociopolítico) que de todos modos se da inconscientemente en toda o casi toda la humanidad. Un primer paso para revertir esta tendencia al elitismo pastoral podría ser la reducción de 15 a 12 años de la edad mínima para la recepción de la Confirmación.
· También en Uruguay se constata una “gran desproporción entre los muchos que comulgan y los pocos que se confiesan” (Instrumentum Laboris, n. 23). Entre las diversas causas de este fenómeno podemos señalar la escasa dedicación de muchos sacerdotes al sacramento de la Reconciliación y la pobre formación de muchos fieles en lo que respecta a la Eucaristía, el pecado y la Reconciliación. En este último factor influye el escaso énfasis de la catequesis moderna en la formación doctrinal. Es preciso mejorar la formación doctrinal de todos los catequistas y la calidad del contenido doctrinal de los textos utilizados en la catequesis (por ejemplo, elaborando catecismos locales con la aprobación de la Santa Sede).
· En nuestro país el ayuno eucarístico casi ha caído en desuso. Probablemente la mayoría de los católicos jóvenes ni siquiera es consciente de la existencia de esa norma. Nos parece muy oportuna la idea de restablecer “la obligación de las tres horas de ayuno eucarístico” (Instrumentum Laboris, n. 24).
· “Es importante salvaguardar el domingo como día no laborable, sobre todo en los países con raíces cristianas.” (Instrumentum Laboris, n. 71). En Uruguay, país fuertemente secularizado desde hace aproximadamente un siglo, mucha gente trabaja los domingos. Uno de los objetivos inmediatos de la acción política de los católicos debería ser el restablecimiento, en la medida de lo posible, del descanso dominical de los trabajadores.
· Nos parece excelente la idea de promover las “homilías temáticas, que durante el curso de un año litúrgico puedan presentar los grandes temas de la fe cristiana: el Credo; el Padre Nuestro; la estructura de la Santa Misa; los diez Mandamientos, y otros.” (Instrumentum Laboris, n. 47). Además, creemos que sería oportuno estimular a los sacerdotes y diáconos a redactar y leer por lo menos algunas de sus homilías.
· Considerando las características geográficas y demográficas de Montevideo y la cantidad total de sacerdotes del clero arquidiocesano secular y religioso, pensamos que, mediante una generosa respuesta de los sacerdotes y una buena organización, sería posible reducir a un mínimo la cantidad de comunidades católicas que se ven privadas de la celebración eucarística dominical.
· “Es necesario reconsiderar los cantos actualmente en uso. La música instrumental y vocal, si no posee contemporáneamente el sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza, se excluye a sí misma del ámbito sacro y religioso.” (Instrumentum Laboris, n. 61). Podría ser conveniente publicar un libro de cantos oficial en cada Diócesis o uno para todo el país, seleccionando cuidadosamente los cantos incluidos.
· “Cada parroquia, por otra parte, podría organizar un día solemne de exposición del Santísimo Sacramento, de modo tal que en las diócesis, sobre todo en aquellas de una cierta grandeza, cada semana el Pueblo de Dios pudiera adorar al Señor-Eucaristía en una de las parroquias.” (Instrumentum Laboris, n. 66). Esta interesante propuesta es aplicable en Montevideo, donde hay unas 77 parroquias (se requieren 52 para organizar un ciclo anual).
· “Existen católicos que no comprenden porqué es pecado sostener políticamente un candidato abiertamente favorable al aborto o a otros actos graves contra la vida, la justicia y la paz.” (Instrumentum Laboris, n. 73). Es necesario mejorar la formación y la información de los fieles al respecto, superando cualquier falso respeto humano o indebido interés partidista.
· “Sin embargo, hay respuestas que indican algunos aspectos menos alentadores: ...; la clausura de las iglesias, a veces, por temor a los robos, durante gran parte de la jornada, impidiendo la adoración eucarística privada de los fieles.” (Instrumentum Laboris, n. 75). Este problema podría ser superado mediante la organización de grupos de fieles que se comprometan a rezar periódicamente en las iglesias, haciéndose cargo a la vez de la vigilancia durante sus respectivos turnos.
· “Sería deseable que los cristianos de todos los países supieran rezar y cantar en latín algunos textos fundamentales de la liturgia, como el Gloria, el Credo y el Padre Nuestro.” (Instrumentum Laboris, n. 81). ¿No será posible lograr esto en Uruguay, país latino-americano?
· “La Eucaristía es la respuesta a los signos de los tiempos de la cultura contemporánea. A la cultura de la muerte, la Eucaristía responde con la cultura de la vida. Contra el egoísmo individual y social la Eucaristía afirma la entrega total. Al odio y al terrorismo, la Eucaristía contrapone el amor. Ante el positivismo científico, la Eucaristía proclama el misterio. Oponiéndose a la desesperación, la Eucaristía enseña la esperanza cierta en la eternidad beata.” (Instrumentum Laboris, n. 10). El Documento de Trabajo del Sínodo de los Obispos hace aquí un uso esclarecedor de la expresión “signos de los tiempos”, de la que tanto se ha abusado en la Iglesia Católica en las últimas décadas. Se rechazan implícitamente las visiones y las actitudes ingenuas, poco críticas o irenistas con respecto al mundo contemporáneo.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
Montevideo, 23 de septiembre de 2005.

miércoles, julio 20, 2005

Consideraciones generales sobre la situación de la Iglesia Católica en Montevideo

1) Contexto social
La sociedad uruguaya (y sobre todo la montevideana) está fuertemente secularizada desde hace más de un siglo. En nuestra cultura predomina un secularismo radical, que pretende excluir totalmente a la religión del espacio público. En este contexto los cristianos, aunque somos una mayoría cuantitativa, vivimos como una minoría cualitativa, sin una influencia predominante en la sociedad. Los cristianos que quieren permanecer fieles al Evangelio en su integridad por motivos sobrenaturales son una minoría y por ello las leyes, las instituciones, las mentalidades y las costumbres dominantes en nuestra sociedad en general no son cristianas y a veces son anticristianas. Ser coherentemente cristiano en esta situación no es fácil ni ventajoso.
La post-modernidad ha traído consigo un auge del relativismo, ideología que cada vez más tiende a ser considerada erróneamente como un requisito básico para la convivencia democrática. Quien tiene la certeza de conocer la verdad acerca de asuntos religiosos, filosóficos o morales es fácilmente tachado de fundamentalista e intolerante. La mayoría de los medios de comunicación social contribuyen a difundir la mentalidad relativista.
Las sucesivas crisis económicas de las últimas décadas han provocado el empobrecimiento de una parte considerable de la población de Montevideo (y también del Interior de la República) y han convertido al Uruguay en un país de emigración.
También ha crecido en nuestra diócesis la llamada “cultura de la muerte”, que desconoce el derecho a la vida y los demás derechos naturales de la familia y procura destruir la concepción cristiana del matrimonio y la familia.

2) Situación eclesial
En los 40 años posteriores a la finalización del Concilio Vaticano II ha crecido notablemente el influjo del secularismo dentro de nuestra Iglesia local. En particular, la teología de la liberación de inclinación marxista tendió a secularizar la esperanza cristiana, asignando al sistema socialista la virtud salvífica que corresponde al Reino de los Cielos.
Esto condujo, sobre todo durante el período 1965-1985, a una excesiva priorización de los aspectos socio-políticos del cristianismo y a una falsa oposición entre espiritualidad y compromiso social, que impulsó a muchos católicos a descuidar el cultivo de su vida espiritual y a alejarse de la oración. Con frecuencia se olvidó que la conversión individual tiene una prioridad ontológica frente a la conversión de la sociedad.
Todo esto produjo en la Iglesia de Montevideo conflictos y hasta divisiones que aún no han terminado de sanar. Salvo casos aislados, no se contesta abiertamente al Magisterio de la Iglesia, pero a menudo no se lo asume íntegramente con lealtad. Se tiende a subestimar los logros del período pre-conciliar (por ejemplo, caracterizando el período 1920-1960 de la historia de la Iglesia uruguaya como el del “ghetto católico”) y a considerar el último Concilio casi como un nuevo comienzo absoluto.
En la Pastoral de Conjunto de la Iglesia montevideana se aprecia un predominio excesivo del principio parroquial-territorial y una acentuación unilateral de una forma específica de participación en la Iglesia: la de las pequeñas comunidades en la parroquia. Los nuevos movimientos eclesiales parecen ser vistos ante todo como un problema, en vez de ser vistos ante todo como un don de Dios a la Iglesia.
Los problemas se multiplican: Muchos colegios católicos y muchas otras organizaciones católicas (por ejemplo, de promoción humana) enfrentan una crisis de su identidad católica. Abundan los divorcios y escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. La grave amenaza de la “cultura de la muerte” no es enfrentada adecuadamente debido a la división y la debilidad política de los católicos.

3) Situación religiosa
Por lo común los católicos montevideanos tienen un nivel de formación doctrinal muy inferior al correspondiente a su cultura general, lo cual contribuye a que la mayoría cuantitativa de católicos se manifieste como una minoría cualitativa.
Muchos católicos montevideanos están alejados de la Iglesia: no creen en dogmas fundamentales de la fe cristiana o tienen opiniones contrarias a aspectos esenciales de la moral católica. Además, la gran mayoría de los católicos montevideanos no practica la oración personal ni participa en la liturgia. La influencia del secularismo, el materialismo y el relativismo alcanza incluso a muchos católicos. Además, el ateísmo, el agnosticismo y el deísmo son posturas muy difundidas, sobre todo entre los poderosos, los intelectuales y los jóvenes.
Por otra parte, muchas sectas y nuevos movimientos religiosos han arraigado y crecido en Montevideo en las últimas décadas, ofreciendo respuestas a las cuestiones religiosas a quienes ya no las buscan o encuentran en la Iglesia Católica. La Iglesia Católica optó por los pobres, pero muchos pobres han optado por las iglesias evangélicas o pentecostales.

4) Propuestas generales
Creemos que, ante esta difícil situación, resulta necesario asumir como primera prioridad pastoral la vocación universal a la santidad, según lo planteado por el Papa Juan Pablo II en la carta apostólica Novo Millennio Ineunte nn. 30-31 y lo expuesto por nuestro Arzobispo en la 3ª Reunión de la Asamblea Sinodal. Debemos recomenzar nuestra labor desde la comunión con Cristo en la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. La comunión con Cristo nos abre a la comunión con los hermanos. Más allá de la letra de los documentos eclesiales, debemos esforzarnos por vivir cotidianamente la espiritualidad de la Iglesia-comunión, dejando de lado viejos prejuicios y recelos y abriéndonos cordialmente al diálogo intra-católico (prerrequisito de un auténtico diálogo ecuménico). En particular, creemos oportuna una mayor apertura de los organismos territoriales (sobre todo las parroquias) hacia los nuevos movimientos eclesiales y una mayor disposición de éstos a colaborar con aquéllos.
En segundo lugar, creemos necesario renovar el impulso misionero de nuestra Iglesia (bastante alicaído en las últimas décadas), dejándonos guiar por el Magisterio del Papa Juan Pablo II, quien llamó a toda la Iglesia a una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión. La comunión con Cristo conduce a la misión. Lo fundamental es el nuevo ardor evangelizador: dado esto, los nuevos métodos y expresiones vendrán por añadidura. Debemos recuperar la alegría de la fe y sentir la urgencia de testimoniar y anunciar explícitamente el Evangelio de Jesucristo ante todos nuestros conciudadanos, a tiempo y a destiempo, por todos los medios disponibles, incluyendo los medios de comunicación de masas. La promoción de los valores humanos debe ser fundamentada en el anuncio del kerygma. Debemos recordar constantemente que “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4,4). “Se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad” (Plan Pastoral San Felipe y Santiago Siglo XXI, n. 4).
En tercer lugar, opinamos que se requiere dar pasos concretos para cumplir efectivamente lo dispuesto en el Plan Pastoral San Felipe y Santiago Siglo XXI (cf. n. 4,4) acerca de la incidencia transversal de la familia en toda la pastoral de conjunto, tomando en cuenta debidamente las relaciones familiares de cada ser humano alcanzado por nuestras acciones pastorales.
Por último, nos parece imprescindible realizar un esfuerzo masivo para mejorar la formación doctrinal de los católicos montevideanos, en plena sintonía con el Magisterio de la Iglesia. Para tal fin consideramos que el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica y el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia son instrumentos invalorables y providenciales, que habrá que aprovechar debidamente.

En cuanto al Informe a la Asamblea Sinodal (IAS), hacemos dos propuestas de índole general:
· Abundar más en referencias y citas explícitas de documentos del Magisterio.
· Aprovechar más el Documento de Trabajo del Sínodo (DTS). Creemos que algunos capítulos del IAS son más pobres que los respectivos capítulos del DTS, no sólo por su mayor brevedad, sino también cualitativamente.

[Redactado por un grupo de sinodales]
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 8 de julio de 2005.

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