martes, julio 19, 2005

Comentarios sobre el IAS - Educación católica

A nuestro juicio el Informe sobre la educación católica contiene muchas propuestas positivas. No obstante creemos que en varios aspectos fundamentales carece de la audacia requerida por la gravedad de la situación. A continuación intentaremos explicar esta valoración.

1) Aplaudimos las iniciativas de formación cristiana de los docentes de las escuelas católicas, pero consideramos que todas ellas serán insuficientes si no se cambia radicalmente la política de contratación de docentes y directivos. Según el CDC: “La enseñanza y educación en una escuela católica debe fundarse en los principios de la doctrina católica; y han de destacar los profesores por su recta doctrina e integridad de vida” (CDC, can. 803,2). De los profesores de religión se exige además que destaquen “por el testimonio de su vida cristiana” (CDC, can. 804,2). Por lo tanto, entendemos necesario decretar explícitamente:
a) Que todos los directivos, profesores de religión y catequistas deben ser católicos comprometidos con la Iglesia, con buena formación cristiana, práctica sacramental asidua y conducta íntegra.
b) Que los nombramientos de todos los directivos, capellanes, profesores de religión y catequistas deberán ser confirmados por el Arzobispo. Esta última norma regiría no sólo para los nombramientos futuros, sino también para confirmar o no a las personas que detentan actualmente dichos cargos.
c) Que en adelante los cargos docentes vacantes serán ocupados por docentes católicos que no sean indiferentes ni hostiles a la fe católica, se adhieran a los dogmas cristianos fundamentales, participen al menos esporádicamente de la liturgia de la Iglesia y tengan una conducta recta.

2) Aprobamos las iniciativas orientadas a promover el derecho de las familias a la libertad de educación, sobre todo en materia religiosa. Sin embargo nos parece necesario plantear un plan más ambicioso acerca de este asunto. Creemos que los principales objetivos a mediano plazo de dicho plan podrían ser los siguientes:
a) Lograr que los colegios y liceos católicos puedan tener sus propios planes de estudios y sus propios programas para cada asignatura, independientes de los de la ANEP.
b) Crear al menos un instituto católico de formación docente.
c) Crear una Fundación Pro Educación Católica, que otorgue becas a estudiantes de familias de escasos recursos económicos, a fin de permitirles cursar sus estudios en la escuela católica.
d) Lograr que las asociaciones de padres de alumnos puedan participar en la gestión de las escuelas y liceos estatales, incluso en relación con los temas propiamente educativos.

3) Apoyamos la idea de elaborar un Proyecto Educativo Arquidiocesano de Referencia. Sin embargo nos parece insuficiente proponer orientaciones cuya adopción sería opcional para los colegios y liceos católicos. Recordemos que al Obispo diocesano “le compete dictar normas sobre la organización general de las escuelas católicas; tales normas también son válidas para las escuelas dirigidas por miembros de [los institutos religiosos]” (CDC, can. 806,1).
Una de estas normas podría ser la distinción entre la clase de religión (obligatoria y en lo posible evaluable para todos los alumnos de las escuelas católicas) y la catequesis (obligatoria para la escuela católica, opcional para los alumnos católicos y vedada para los no católicos).

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 23 de julio de 2005.

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