martes, julio 19, 2005

Comentarios sobre el IAS - Jóvenes y vocación a la fe

Partimos de una constatación: la situación religiosa de los jóvenes montevideanos presenta aspectos muy preocupantes. Según un estudio de 1996 sobre la religiosidad de los montevideanos, mientras que entre los ancianos los católicos superan a los ateos en una proporción mayor que 10 a 1, entre los jóvenes dicha proporción no llega a 1,5 a 1. Cabe entonces cuestionar seriamente el grado de eficacia de la pastoral juvenil arquidiocesana de las últimas décadas.

1) En ese contexto, nos alegra que el Informe sobre los jóvenes y la vocación a la fe, corrigiendo la postura del Documento de Trabajo, que consideraba a la pastoral juvenil y la pastoral vocacional como dos acciones pastorales distintas, haya optado por una pastoral juvenil que sea en sí misma pastoral vocacional. Creemos que esta opción debe ser vista como un caso particular dentro de una necesidad más general: la de devolver a la Pastoral de Conjunto su verdadero espíritu, combatiendo su tendencia práctica a fraccionarse en un conjunto de pastorales sectoriales escasamente comunicadas entre sí.
En esta línea, nos parece de fundamental importancia establecer fuertes nexos entre la pastoral juvenil y la pastoral familiar. Más concretamente, pensamos que la pastoral juvenil debería:
a) Prestar una atención prioritaria a la relación del adolescente y el joven con su familia paterna.
b) Desarrollar instancias de participación de los padres en el itinerario pastoral de sus hijos.
c) Impulsar la formación de pequeñas comunidades de familias, donde los intercambios se den algunas veces dentro de cada generación y otras veces entre las generaciones.
d) Colaborar con la catequesis y la pastoral familiar en lo referente a la preparación (remota, próxima o inmediata) de los adolescentes y jóvenes al matrimonio.

2) También nos alegra que el Informe haya dado prioridad al carácter evangelizador de la pastoral juvenil por sobre su dimensión organizativa. Creemos que a menudo la pastoral juvenil arquidiocesana ha dado excesiva importancia a la participación en los organismos de coordinación y a los métodos empleados en los grupos, tendiendo a perder de vista la prioridad del llamado a la conversión, la santidad y el apostolado. Además, con frecuencia se ha tendido a acentuar de un modo unilateral la dimensión sociopolítica de la fe cristiana, descuidando la formación doctrinal y moral y el cultivo de la vida de oración personal y litúrgica.
En esta línea, apoyamos la propuesta del Informe de multiplicar las instancias de formación de los jóvenes. Agregamos que sería conveniente fomentar la dimensión formativa de los propios grupos de pastoral juvenil, por ejemplo dedicando una de cada dos reuniones a la formación. Pensamos que sólo jóvenes debidamente formados podrán aplicar correctamente la metodología de la “revisión de vida”, dado que ésta supone un cristiano capaz de ver y juzgar la realidad a la luz de la Divina Revelación, hipótesis que muchas veces no se cumple por desconocimiento del contenido esencial de la fe cristiana.
Además, nos parece conveniente que la pastoral juvenil promueva los siguientes aspectos:
a) La participación asidua de los adolescentes y jóvenes en los sacramentos de la reconciliación y la eucaristía (sobre todo dominical).
b) La dimensión (no exclusiva) de los grupos de pastoral juvenil como escuelas de oración.
c) La dedicación de los sacerdotes a la dirección espiritual de los adolescentes y jóvenes.
d) La realización periódica de retiros o ejercicios espirituales para adolescentes y jóvenes.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 23 de julio de 2005.

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