martes, julio 19, 2005

Comentarios sobre el IAS - Pastoral de la solidaridad

1) Caritas
A diferencia de lo que ocurre en otros países (a través de Caritas u otras organizaciones semejantes), en Uruguay no existe una gran organización eclesiástica de promoción humana que tenga a la vez una fuerte organización central y una presencia ramificada en todas las parroquias. En la práctica la pastoral de la solidaridad arquidiocesana coordina sobre todo las actividades de un alto número de pequeños grupos parroquiales, que a menudo carecen de personería jurídica y casi siempre sufren de una gran escasez de recursos. Proponemos fortalecer a Caritas, por ejemplo ofreciendo a cada uno de esos grupos la posibilidad de convertirse en una rama parroquial de dicha organización. En esta hipótesis debería haber una interrelación muy estrecha entre Caritas y la Vicaría de la Pastoral de la Solidaridad.

2) Las ONG’s católicas
Gran parte de las acciones de promoción humana que realizamos los católicos son canalizadas a través de asociaciones civiles y fundaciones de inspiración católica. Aunque el Informe no profundiza en este aspecto, creemos que el apoyo a estas ONG’s es una de las tareas principales de la pastoral de la solidaridad. Al respecto proponemos los siguientes lineamientos:
a) Se debe estimular a las diversas comunidades católicas (incluso parroquiales) dedicadas a la promoción humana a buscar el reconocimiento de su personería jurídica no sólo en el ámbito civil sino también en el ámbito eclesial, como asociaciones de fieles.
b) Aplicando el principio de subsidiariedad de la doctrina social de la Iglesia, la Vicaría de la Pastoral de la Solidaridad debe apoyar a las ONG’s católicas ofreciéndoles diversos servicios (capacitación, encuentros, asesoramiento técnico, búsqueda de recursos etc.), sin dejar de respetar estrictamente su legítima autonomía.

3) Anuncio explícito del Evangelio
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4,4). Sin embargo en la pastoral de la solidaridad arquidiocesana a menudo falta el anuncio explícito del Evangelio. El Informe no se detiene a analizar esta debilidad ni a proponer medidas concretas orientadas a superarla.

4) El asistencialismo
Idealmente la pastoral de la solidaridad no debería limitarse al nivel de la mera asistencia, en el cual se satisfacen las necesidades materiales más urgentes de las personas pobres, sino que debería llegar al nivel de la promoción humana, en el cual se capacita a las personas necesitadas para procurar por sí mismas soluciones adecuadas a sus diversos problemas. En la práctica, sin embargo, debido a la escasez de conocimientos y recursos de los agentes de dicha pastoral, con frecuencia no se logra superar el nivel, necesario pero insuficiente, de la mera asistencia. El Informe, de carácter demasiado teórico, no aborda en profundidad este problema.

5) Los derechos de la familia
A pesar de la notable influencia de la crisis del matrimonio y de la familia en los actuales problemas socio-económicos, el Informe no presta ninguna atención a la defensa y promoción del derecho a la vida y los demás derechos naturales de la familia. Llama la atención que el Informe, en una larga enumeración de injusticias que a diario sufre nuestro pueblo (cf. n. 119), mencione incluso la inequidad en el acceso a la información, pero no mencione el aborto. Este silencio acerca de la mayor injusticia de nuestra época podría asemejarse a la ceguera de tantos cristianos de siglos pasados con respecto a la esclavitud.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes
IV Sínodo Arquidiocesano de Montevideo, 23 de julio de 2005.

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